En El último día de septiembre, Alejandro Badillo sigue la estela que había sembrado con la publicación de su primera novela, La mujer de los macacos (2012): precisión en la escritura y el entendimiento de lo narrado como arquitectura que redunda en espirales o círculos concéntricos, todo ello dirigido a la develación de un misterio que sólo quedará sugerido en la imaginación de sus lectores. Alejandro Badillo, con esta nueva novela, se confirma como un mago de la atmósfera y el detalle; es decir, un narrador consciente de que tanto en la ficción como en la realidad las partes están concectadas con el todo de una manera extraña y sorprendentemente legible.
Gabriel Bernal Granados