Un hombre que proviene del mundo de las ciencias exactas, al final de su vida reflexiona sobre la muerte. Descubre, después de haber acumulado experiencias positivas y negativas a lo largo de los años, que la vida y la muerte están separadas por las realidades contradictorias del cuerpo y el espíritu. La muerte no puede ser sino un tránsito hacia una plenitud insospechada por la mente lógica. Este hombre se abre, por tanto, a la posibilidad de un nuevo comienzo, donde el dolor y la impermanencia se convierten en fuentes de aceptación y sabiduría. El brazo de Dios trata de este proceso, que lleva a un hombre de ciencia a convertirse en un creyente convencido de la realidad inconmensurable de lo espiritual. Este mismo hombre descubre que sus “últimos años” son, asimismo, los años más felices y plenos de su existencia. De eso trata El brazo de Dios, el nuevo libro de Juan Carlos Infante que puede leerse de dos maneras, como una reflexión fundamentada y acuciosa sobre la vida y la muerte, pero también como un relato sobre la transición entre dos orillas interconectadas por las realidades del cuerpo (sus voliciones, sus caprichos) y el espíritu. Así, lo que podría parecer desesperanza y finitud, se convierte en estas páginas en infinitud y esperanza.
