Devoto lector de Borges, Conan Doyle y Chesterton, Fernando de León construye historias al mismo tiempo que les rinde homenaje a los maestros del cuento fantástico y policial. Las invenciones de Fernando de León, sin embargo, están salpimentadas de una ironía y un humor que no se encuentran en ninguno de sus maestros. Mudo espío es la relación, en todo caso, de un viaje masivo al territorio de la imaginación: el poder de las imágenes que el autor configura en sus relatos, así como la sensación de testigo que aporta cada uno de ellos, se encuentran en la esencia de este libro.